Roque de Los Árboles, la bendición del pago de Gallegos

24.07.2019
Manantiales de El Roque de Los Árboles
Manantiales de El Roque de Los Árboles

Los manantiales naturales más importantes de la isla de La Palma están situados, todos ellos, en la zona saturada del acuífero COEBRA, en el Norte de la isla, descrito por Telesforo Bravo y Juan Coello mientras se realizaba estudio del complejo basal y cartografiado de la estructura insular. Este acuífero está formado por una complejísima red de coladas y diques que a modo de presa almacenan el agua que proviene de las precipitaciones de cumbre, principalmente nevadas y fuertes lluvias invernales.

Esta zona saturada, hace que por determinados puntos, de alta permeabilidad, afloren al exterior nacientes naturales abundantes. Los más importantes de la isla los tenemos en el municipio de San Andrés y Sauces; los llamados de Marcos y Cordero.

Dentro de La Caldera de Taburiente afloran también los nacientes de Hoyo Verde y Fondada, aprovechados por las Haciendas para riego.

Más hacia el Norte de la isla, la falta de grandes nacientes, hizo que hubiera mucha necesidad de agua abundante, y en el caso de Barlovento esta necesidad era imperiosa, ya que las fuentes ya no daban casi abasto de la creciente población y el devenir de la agricultura.

El municipio de Barlovento, en el s. XIX no contaba con instalaciones de captación de galerías, y su naciente conocido más importante, el de Aguadalto, situado en el Barranco de La Herradura, era propiedad absoluta de los apoderados herederos de Lugo y Cullen, y se destinaba a las haciendas de Oropesa en su totalidad.

El caso más curioso fue el del pago de Gallegos. A finales del s. XIX, este barrio sobrevivía con las aportaciones que daban sus fuentes, como la de Marquesa, El Granel, etc. Pero era insuficiente. La alegría llegaría de la mano de un grupo de madereros de Gallegos, que adentrandose en las entrañas del espigón del Roque de Los Árboles a finales del s. XIX, encontrarían por casualidad los nacientes que salvarían el destino del barrio y cambiarían la historia de esta población.

Fuente Marquesa en La Crucita
Fuente Marquesa en La Crucita

Tal y como relata Pascual Madoz, en el año 1845 ya se tiene constancia de existencia de estos manantiales, pero hasta la fecha no eran aprovechables, ya que su situación geográfica hacia la tarea imposible, rodeados de grandes riscos y fugas profundas. Estos nacientes se llamarían: El Viñátigo, La Grieta, La Charca, El Risco, El Lomito, La Cañada y El Brezo; este último alumbrado en las obras del socavón.

Una vez descubiertos, muchos fueron los litigios legales para obtener su explotación. Uno de los principales que presentó oposición a la concesión fue D. Antonio de Lugo y Viña, alegando que estos afloramientos le pertenecían por estar en terrenos de su propiedad. No hizo falta gestionar este hecho, ya que el fallecimiento de D. Antonio dió por zanjada la cuestión.

El 7 de agosto de 1899 se concede la explotación de las aguas al pago de Gallegos por Real Orden del Ministerio de Fomento, gracias a las gestiones de D. Valentín Martín González y D. Rafael Martín Ortega. A finales de este mismo año, ya estaría creada la "Comunidad de El Roque de Los Árboles", ante el notario de Santa Cruz de La Palma, D. Manuel Calero.

A partir de este momento comenzarían las obras de canalización de las aguas, no sin infinidad de dificultades, pues en algunos tramos, los canales estaban casi suspendidos sobre grandes fugas profundas. De manera primitiva se utilizaron tuberías de alcatruces de mampostería y ya en tramos más bajos y para el reparto, las atarjeas.

Estas obras de canalización concluyeron en el año 1902, lo que fue una gran alegría y festejo de los habitantes de Gallegos, pues comenzaba un nuevo futuro para ellos. Tenían agua abundante, mientras las zonas de El Pueblo y demas barrios seguían dependiendo de modestas fuentes.

Cuatro años más tarde se construye el tanque de El Roque, de 715 metros cúbicos para almacenar el excedente nocturno del manantial.

Otro gran adelanto que vivió Gallegos, en 1908, fue la construcción de un molino hidráulico de gofio, gracias al desvío del canal de las aguas para su aprovechamiento. Este molino fue encargado al constructor D. Mauro "El maestro Mauro". En la actualidad no se conserva nada de esta instalación, ya que fue destruida y expoliada años atrás.

Ya a mediados del s. XX, otro adelanto hizo poner el nombre de Gallegos en la cúspide, al contar con luz eléctrica de generación hidráulica, gracias a D. Juan Cabrera, pagándose 15 pesetas por bombillo.

Esto hizo que el barrio creciera hasta llegar a tener unos 900 habitantes, mientras el casco de Barlovento apenas llegaba a 400.

Con la llegada del agua, Gallegos comenzó a tener cultivos de regadío, algunos frustrados, hasta que la llegada del plátano, de la mano de Fyffes Limited hizo que adquiriera preponderancia.

Gran parte de la culpa de que se pudiera dar rentabilidad al cultivo de platanera la tuvo la perforación de una galería en el año 1963, que alumbró el agua por primera vez en 1968, permaneciendo hasta nuestros días, junto a los manantiales, para el abasto y riego del barrio de Gallegos, y conectada también a las instalaciones del Consejo Insular de Aguas por medio de la tubería de La Laguna, para almacenar agua en este complejo.

Bocamina de la galería de El Roque
Bocamina de la galería de El Roque

Agradecer a Iván López, Janett Martín y a muchos más gallegueros que han recopilado datos e historias de esta Comunidad.


José Miguel Rodríguez

© 2019 José Miguel Rodríguez
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar